«Devoción a la Virgen de la Soledad en la ciudad de Palma» - Juan Soria Charneco

 

DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE LA SOLEDAD EN LA CIUDAD DE PALMA


1.      Origen de la advocación


Virgen de la Soledad de Gaspar Becerra (1565) 

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Nuestra_Se%C3%B1ora_de_la_Soledad

El culto tradicional en España a la Soledad de María, nace en la Corte Real de Madrid a mediados del s. XVI. Cuenta la leyenda que la tercera esposa del rey Felipe II (1527-1598), Isabel de Valois (1545-1568), trajo consigo desde Francia un cuadro de una virgen dolorosa en su soledad, que rezaba al pie de la cruz. Era una pintura que el propio San Francisco de Paula le había regalado tiempo atrás a su padre, el rey francés Enrique II. Los frailes Mínimos —cuya Orden se había instalado en Madrid pocos años antes— al ver aquel cuadro, pidieron a la soberana que les permitiera hacer una copia para llevarla a su iglesia conventual.

Con la aprobación real, finalmente se optó por hacer una copia de bulto para poder sacar la Imagen en procesión. Así fue como se encargó el trabajo al escultor de la corte, Gaspar Becerra (1520-1568). Se cuenta que dicho escultor llegó a hacer varios intentos —esculpiendo la cabeza de la talla como muestra— y que los primeros fueron rechazados por la reina, creyendo que no eran dignos para representar el sufrimiento de la Virgen. Finalmente, se obró el milagro. Becerra tuvo una revelación que le animó a sacar un tronco que ardía en la chimenea, para tallar en él la versión definitiva de la Imagen. Así fue como surgió la talla de la Virgen de la Soledad.

Esculpida ya la obra, fue la Camarera de la reina, Dña. María de la Cueva y Toledo, condesa viuda de Ureña, quien propuso —por su advocación y simbología— vestir a la Virgen a modo del luto de la nobleza castellana, con las ropas tradicionales que las viudas —como ella— venían usando desde tiempos de la reina Juana I de Castilla. Así fue como aquella Imagen mariana de triste mirada y manos entrelazadas a la altura del pecho, que representaba a María rezando arrodillada al pie de la cruz, se vistió con una toca blanca y un manto negro hasta los pies. El gran rosario rematado con una cruz y la aureola o ráfaga plateada, completaron la estampa típica de la Virgen de la Soledad que con el paso del tiempo se repetiría por todos los rincones del mundo.

 

Retrato de Mariana de Austria de Juan Bautista Martínez del Mazo

Fuente: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Juan_Bautista_Mart%C3%ADnez_del_Mazo_-_Retrato_de_do%C3%B1a_Mariana_de_Austria.jpg


Después de colocarse en 1565 la Imagen de la Soledad en la iglesia de los frailes Mínimos, se fundaría la cofradía para rendir culto a aquella Virgen. Y con el relato de los incontables milagros que obraba y su participación en las procesiones de Semana Santa —especialmente en la del Viernes Santo—, el culto a la Soledad de María se expandió rápidamente por todo el país, no sin confundirse a veces con la advocación de los Dolores o la de las Angustias.

 

2. Los Mínimos en Mallorca

El culto a la Soledad de María, llegó a nuestra isla de la mano de los frailes Mínimos, a principios del año 1582, casi dos décadas después de la creación de Becerra. Una vez el P. Francisco de Ledesma tuvo autorización del Provincial de Cataluña para establecerse en Mallorca, él mismo y otros tres frailes viajaron a la isla para instalarse aquí.

 

En un primer momento, y tras aprobación del Gran i General Consell, les fueron concedidos unos terrenos con iglesia en la zona de Porto Pi. Pronto levantaron un modesto convento junto a aquel pequeño oratorio de Sant Nicolauet —hoy dedicado a Sant Pere Claver. Los jurados pusieron como condición que, si los frailes abandonaban aquel lugar, debían restituirlo todo al dicho Consell.

 

Antigua iglesia de Sant Nicolauet (hoy de Sant Pere Claver) primer lugar de los Mínimos en Mallorca

Fuente: Google Maps

Pronto vieron los frailes que aquel era un lugar demasiado alejado de las murallas de la ciudad y que, por tanto —no existiendo todavía el Castillo de San Carlos—, estaban expuestos a los ataques e incursiones de los musulmanes y piratas que azotaban los enclaves más cercanos a la costa. Así fue como a finales del mismo año de 1582 —restituyendo Sant Nicolauet al Consell—, acordaron con el notario Jordi Sitges, trasladarse a una casa de su propiedad junto a la que acababa de construir una capilla, sita en la bifurcación del camino de Manacor con el de Sineu —aproximadamente frente a la C/ Tomás Rullán, donde hoy se encuentra el parque infantil de Can Blau, junto a la rotonda de enlace a la autopista de la Vía Cintura.  

Pusieron este oratorio bajo la advocación de su patrona, la Virgen de la Soledad, hecho que, con el tiempo como se verá, dio nombre a aquel barrio tal y como lo conocemos hoy. Parece que aquellos primeros Mínimos ya trajeron una copia de la Virgen de la Soledad de Becerra, según apuntan autores como el P. Fermín Labarga o el P. Florencio Rodríguez —véase la bibliografía para remitirse a sus obras. Dato que se confirma también en artículos de prensa como el del Católico Balear de fecha 20 de agosto de 1891, cuyo autor que no firma, nos dice que los frailes llegaron allí «colocando en el altar principal de la capilla, la devotísima imagen de Nuestra Señora de la Soledad que traían con ellos del continente». Sin embargo, todavía no hemos podido confirmar si es alguna de las tallas de la Soledad vinculadas a los Mínimos que existen actualmente en nuestra la isla, o si esa Imagen desapareció entre traslados. Otras fuentes dicen que lo que hubo en el oratorio del camino de Manacor, fue un cuadro de la Soledad.

 

 

Ubicación del primer convento de Ntra. Sra. de la Soledad en el camino de Manacor

Fuente: 'La Soledad. I centenario del templo parroquial' de Juan Vidal Ollers

 

Tampoco fue aquel lugar propicio para los frailes, dada su insalubridad, pues enfermaban e incluso morían a causa de las aguas estancadas del Prat de Sant Jordi —todavía sin desecar. Así decidieron trasladarse de nuevo a otro lugar de la capital en 1585. En esta ocasión pasaron a una casa en la Costa de la Seu, ya intramuros de la ciudad, que era propiedad del carpintero Raimundo Estada. Esta nueva ubicación les creó un litigio con los dominicos del cercano convento de Santo Domingo, del que parece salieron airosos, pues consiguieron permanecer en aquel enclave, en el que todavía hoy el nombre de alguna calle como la C/ Soledad, nos recuerda su estancia allí. En cuanto al oratorio del camino de Manacor, parece que dejaron ahí «una devota imagen de Nuestra Señora de la Soledad» —según la revista El Católico balear, número 233 de 1891. Como se ha dicho, no tenemos claro si por «imagen» se refieren las fuentes a una talla o a un cuadro de la Virgen.

 

En la actual Pl. de la Reina, fueron levantando los Mínimos una iglesia —comenzada su construcción en 1596— con capilla de Ntra. Sra. de la Soledad, y el convento dedicado a San Francisco de Paula —terminado en 1680—, que acabarían ocupando toda la manzana de lo que hoy son los jardines de dicha plaza. Aquí existió cofradía dedicada a la Virgen de la Soledad, con cuya Imagen Titular se hacía el Viernes Santo —desde 1713— una muy concurrida procesión a la que asistía la alta nobleza y que recorría las calles aledañas al templo —remito al artículo de Pedro Angulo en este blog, para conocer más detalles sobre la misma. Según la crónica de 1709 del P. Juan Nicolau, también había en San Francisco de Paula una segunda Imagen de la Virgen que se usaba para las procesiones que se hacían los cuartos domingos de cada mes, quedando la Titular solo para las funciones de Semana Santa y procesiones de rogativas.

 

Ubicación del convento de San Francisco de Paula e iglesia de Ntra. Sra. de la Soledad 

en el plano de J. Canoves de 1726 (actual jardines Pl. de la Reina)



Tras el de Palma, que quedó como casa principal —y habiendo fundado en 1584 el de Muro— los Mínimos fundaron otros conventos a lo largo de la isla: Campos (1607), Sineu (1667), Santa María (1682). En todos ellos tuvieron una Imagen de la Virgen de la Soledad, que todavía hoy se venera recordando el paso de aquellos frailes por nuestra isla —remito al artículo de Guillem Roser en este blog para conocer más detalles.

En lo que se refiere al convento de la Soledad extramuros donde se habían instalado en 1582, dados los problemas de salubridad citados, sus pocos moradores pasaron de allí al de San Francisco intramuros, en 1586. Por orden del Provincial, volvieron a establecerse allí ocho frailes en 1596. Pero teniendo los mismos problemas, finalmente en 1665 pasaron a una casa cercana a la Porta de Sant Antoni de Palma, «junto a la cruz de piedra llamada d’en Clapés» y se ordenó el derribo del convento del camino de Manacor —quedando en pie solo el oratorio de la Soledad con la «imagen» de la Virgen. En la nueva ubicación cercana a la muralla, tampoco notaron los religiosos mejoría en su salud —si bien conseguían grandes limosnas—, por lo que ya en 1682 pidieron pasar a la villa de Santa María y se demolió también el convento cercano al recinto amurallado de Palma, quedando solo como casa en la ciudad, el convento de la actual Pl. de la Reina.  

 

3. Desamortización de 1835

Las políticas liberales del S. XIX, llevaron a la expropiación y subasta de muchos bienes que eran propiedad de la Iglesia. Hubo dos leyes que destacaron en la labor desamortizadora: la de Madoz de 1820 —anulada en 1823 tras el fin del Trienio Liberal— y la de Mendizábal de 1835 que supuso el golpe definitivo a muchas órdenes religiosas. En nuestra isla, de los cuarenta y tres conventos que había, se aplicaron las leyes desamortizadoras a treinta y tres de ellos. Por lo que muchos religiosos tuvieron que abandonar esos edificios conventuales, que se destinaron a otros usos o incluso, se derribaron, desapareciendo para siempre.

 

En el caso de los frailes Mínimos, el 12 de agosto de 1835, se desaloja en Palma el convento de San Francisco de Paula, que empieza finalmente a derribarse a mediados de 1837. En el momento del desalojo, había en el convento de Ciutat unos cincuenta religiosos que fueron destinados al sacerdocio en otras parroquias o a custos de sus antiguas iglesias. Los bienes que contenían, como retablos, Imágenes, etc. se repartieron por distintas iglesias de la isla o se vendieron a particulares. De muchos de ellos se desconoce su paradero final.

 


Antiguo grabado de la Virgen de la Soledad del convento de San Francisco de Paula en Palma (grabado por Joseph Muntaner).

Fuente: Biblioteca Lluís Alemany


Por diversas fuentes —entre otras el Die Balearen del A. Luis Salvador— sabemos que el retablo principal de su capilla —obra de Joan Deyà Balle que trabajó para la Orden en varias de sus iglesias—; la Imagen principal de la Virgen —que procesionaba en Viernes Santo— y el cuadro de la Soledad pintado por Guillermo Mesquida —que cubría el nicho de la Virgen en el retablo—, pasaron al cercano oratorio del Asilo de Niñas Huérfanas, vulgo Miñonas.


 

4. La parroquia actual y el derribo de Miñonas

Con el derribo del convento de San Francisco de Paula y su iglesia anexa, la principal devoción a la Virgen de la Soledad se llevó, como se ha dicho, al cercano oratorio de Miñonas. El culto a la Soledad de María, existía en otras parroquias, generalmente solo como acto litúrgico principal del Viernes Santo. Si bien, algunos templos tenían para esos actos su propia Imagen de la Soledad —en su mayoría costeada por algún devoto, religioso o familia noble—, fue la Imagen venerada en el oratorio de las niñas huérfanas la que siguió concentrando el culto principal de esta advocación por estar vinculada a los frailes Mínimos. No obstante, la Virgen ya no participó más de procesiones públicas y quedó allí solo expuesta a veneración para los devotos.

En cuanto a la casa conventual extramuros, por las inconveniencias ya dichas, había sido demolida en 1665, manteniendo solo la función del primitivo oratorio con la «imagen» de la Soledad. Hasta allí dicen las fuentes que en las primerías del s. XIX, peregrinaban muchos palmesanos, y se detenían forenses que venían a los mercados de la capital, para rezar a la Virgen; además de celebrarse su fiesta anual con gran participación.

Pero unas fiebres palúdicas asolaron a la población de aquella zona, y ese oratorio terminó también por abandonarse. Así encontramos que ya en 1880, el Ayuntamiento pedía al Obispado que interviniera por el estado ruinoso que tenía aquel edificio. El Obispado actuó, y ordenó su derribo, desapareciendo así la primera iglesia dedicada en Palma a Ntra. Sra. de la Soledad. Tampoco mantuvo la Orden la propiedad de ese solar, que finalmente —y dado su abandono— terminó por venderse en 1886. Las fuentes nos cuentan que, de la presencia de los Mínimos en aquel punto del camino a Manacor, solo quedó durante algunos años una alta palmera, que hoy ya tampoco existe. La «imagen» de la Soledad que allí había, se tuvo que rescatar por el estado ruinoso del oratorio.

 

Antigua postal de la parroquia de La Soledad en ‘Librería Escolar’.

Fuente: Biblioteca Lluís Alemany

 

Fue en esas mismas fechas cuando se recuperó e instauró cerca del mismo lugar, no muy alejada de ese antiguo oratorio desparecido, el culto a la Soledad de María. Así, por intercesión del rector de Santa Eulalia, el P. Bartolomé Castell, en 1884 se comenzó a levantar la actual parroquia —de estilo neogótico proyectada por Pedro de Alcántara Peña— dedicada a la Titular de los frailes Mínimos, siendo bendecida ya una primera parte con el presbiterio, en septiembre de 1885. Fue ese mismo día bendecida también una Imagen de Ntra. Sra. de la Soledad, que es la que actualmente recibe culto en dicho templo. Según cuenta el P. Gaspar Munar —y citando sus palabras, Juan Vidal en su libro sobre la parroquia—, la talla fue donada por un tío materno del Obispo de Menorca, Mons. Bartolomé Pascual Marroig (1875-1967), habiendo sido rescatada del derruido convento de San Francisco de Paula intramuros. Aunque no se cita su nombre, creemos que esta persona pudo ser Bartolomé Marroig Mesquida, quien dedicó tiempo a rescatar restos de los conventos derruidos por la Desamortización, y gracias a quien se creó la Colección Marroig de cerámicas.

Por tanto, desde 1885 en que se recuperó en la barriada de La Soledad el culto a dicha advocación —recordando la dedicación originaria de los Mínimos a su Patrona—, se mantuvo de alguna manera la doble devoción a una Imagen de la Virgen de la Soledad: una en el oratorio de Miñonas, y otra en aquella nueva parroquia. Según las fuentes consultadas, ambas procedían del extinto convento de San Francisco intramuros. Si bien, no queda claro cuál era la protagonista del Viernes Santo y cuál la Imagen secundaria de aquel convento. Aunque sospechamos que pudiera ser principal la de Miñonas, ya que es a donde también fue a parar el retablo mayor y cuadro de Mesquida que cubría el nicho donde estaba la Virgen en San Francisco.

 

Desaparecido oratorio de Miñonas.

Fuente:  'La beneficència i l’assistència social a Mallorca en el marc de l’Estat liberal (1820-1930)'


Así fue hasta 1928, en que, apremiando las obras públicas de reforma para instaurar una casa de Correos en Palma y apertura de una Gran Vía, se derribó el ruinoso edificio del Asilo y oratorio de las Miñonas para abrir la actual C/ Constitución. Sabemos por las actas del Ayuntamiento y noticias en prensa, que finalmente se acordó con el Patronato del Asilo de Niñas Huérfanas —que presidía el citado Obispo de Menorca, Mons. Bartolomé Pascual— la permuta de aquella propiedad por una casa en C/ Capuchinas que perteneció a D. Martín Mayol. Y aunque en esas actas se propone levantar el nuevo oratorio en unos terrenos del barrio de Son Espanyolet, el P. Gaspar Munar nos cuenta que la Virgen y el cuadro de la Soledad que había en Miñonas, finalmente pasaron al nuevo colegio de huérfanas ubicado en la casa de Can Chacón (Pl. Atarazanas). La prensa de la época también refleja las repetidas visitas a la Virgen de la Soledad en aquel nuevo emplazamiento a partir de la fecha. La institución social estuvo allí hasta 1982.

A día de hoy, nada se sabe del paradero de aquella Virgen ni del cuadro de Mesquida que, según el itinerario que nos trazan las fuentes, provenían del desamortizado convento de San Francisco. El antiguo retablo de la Virgen, obra como se ha dicho de Joan Deyà y que se trasladó a Miñonas por el derribo de San Francisco, creemos que pudo desmontarse cuando —según el diario La Almudaina de 28 de abril de 1900—, se inauguró uno nuevo para el altar mayor del citado oratorio de niñas huérfanas.


Antigua casa de Can Chacón en Palma (hoy sede de la Conselleria de Asuntos Sociales del Govern Balear)

Fuente: Google Maps


De esta forma fue como la Imagen de Ntra. Sra. de la Soledad de la barriada a la que dio su nombre —llevada allí en 1885—, quedó en Palma como principal talla dedicada al culto de esta advocación. Y desaparecidos los lugares de San Francisco de Paula, Miñonas y reubicada la institución de huérfanas fuera de Can Chacón, quedó la parroquia de La Soledad como el único vínculo certero con la historia de aquellos frailes Mínimos que trajeron este culto a Mallorca.                

 

5.     La cofradía penitencial de Palma

A raíz del culto a Virgen de la Soledad —ya asentado en la barriada y parroquia palmesana del mismo nombre desde finales del s. XIX— nace en 1957 la actual cofradía penitencial fundada como Hermandad Obrera de Ntra. Sra. de la Soledad. Participó por primera vez en Semana Santa, en la Procesión de la Oración del Lunes Santo de ese mismo año, encabezando el cortejo que salía desde la iglesia de los frailes Capuchinos de Palma. En aquella primera procesión ya los acompaña la Imagen de la Virgen Titular de su parroquia, que era portada sobre un pequeño tabernáculo por cuatro cofrades.


Según noticia en diario Baleares, el 16 de marzo de 1958 D. Juan Enseñat —canónigo chantre de la Seu— bendice en la parroquia de la Soledad el estandarte de la cofradía en nombre del Sr. Obispo. Fueron padrinos del acto D. Francisco Obrador y Dña. Margarita Gamarra —hija del secretario del Comité de Semana Santa de Palma.


Antigua Imagen de Ntra. Sra. de la Soledad, titular de la parroquia del mismo nombre.


El domingo 19 de marzo de 1961, Mons. Jesús Enciso, Obispo de Mallorca, bendice el nuevo Paso de la Virgen —obra de Juan Esteve— que desde ese momento iría sobre una estructura con ruedas, para «un transporte mucho más cómodo y adecuado» —en palabras del diario Baleares del día 21 posterior que recoge la noticia. También ese día la Virgen estrena un nuevo manto en color azul —que se sustituye por el tradicional de color negro que llevaba hasta entonces—, confeccionado por las Hnas. de la Caridad vinculadas a la barriada.

Durante algunos años la cofradía organizaba la procesión de la Soledad por aquel barrio en la tarde del Viernes Santo. Pero en 1980 y tras acuerdo con el Comité de Semana Santa, dejó de celebrarse para integrarse ese día en una procesión conjunta general. Actualmente y desde el año 2003, la cofradía organiza, junto a la Cofradía Santa Mónica de Palma, una procesión cada Miércoles Santo llamada Camino de Getsemaní —como el Paso de esta última—, que recorre las calles de las barriadas de la Soledad y Els Hostalets.

En 1994 y con el fin de preservar la Imagen de la Titular de la parroquia, se sustituye por una nueva talla de candelero, obra del escultor murciano José Hernández Navarro, que es la que acompaña a la cofradía desde entonces en las procesiones de Semana Santa. De esta forma, la Titular —que como se ha dicho proviene del desaparecido convento de San Francisco de Paula— ya solo participa de una procesión por el interior del templo parroquial en su festividad anual que se celebra tradicionalmente cada 15 de septiembre. El resto del año está expuesta a culto en su camarín, junto a un bello cuadro de la Soledad orando al pie de la cruz.

Esta Imagen puede que sea el último recuerdo que nos queda en Palma de la llegada y presencia en nuestra ciudad de aquellos frailes Mínimos, impulsores de la devoción a la Virgen de la Soledad.


 Juan Soria Charneco - Grup Vexil·la




BIBLIOGRAFÍA:

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·         LABARGA GARCÍA, F.; La Soledad de María; Sancta María: religiosidad y cultura popular; Ofibook (2018)

·         MUNAR OLIVER, G.; Los Santuarios marianos de Mallorca; Imprenta Sagrados Corazones (1968)

·         RODRÍGUEZ, F.; Los Mínimos en Mallorca. IV Centenario 1582-1982; Imprenta Politécnica (1982)

·         HABSBURGO-LORENA, L. S.; Las Baleares descritas por la palabra y el dibujo; Ed. La Foradada (2003)

·         VALERO MARTÍ, G.; Els noms de fora porta de la ciutat de Palma. Toponimia documentada del Terme de Palma (1230-1901); Aj. de Palma (2008)

·         VIDAL OLLERS, J.; La Soledad. I centenario del templo parroquial (1985)

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